"La famiglia è la famiglia..."

Esta mítica frase de Don Vito Corleone en “El Padrino” tenía un gran significado y forma ya parte de la cultura popular, que la toma prestada de vez en cuando para expresar la importancia de algo.

Yo la recuerdo mucho, porque un amigo mío diseñador gráfico, siempre me dice con voz de mafioso: “el diseño es el diseño, nunca descuides el diseño”. A mí me hacen mucha gracia las payasadas de mi amigo, pero en realidad es algo que hoy en día se convierte en reivindicativo, incluso transgresor.

En estos tiempos, el diseño web es cada vez menos “diseño” y cada vez más “web”. Últimamente sólo se habla de SEO, SEM, CRO, SMO y un largo etc. de acrónimos de tres letras, que convierten los proyectos web en auténticos ejercicios de ingeniería. Qué importantes son todos estos conceptos, inevitables de estudiar y aplicar si queremos mantenernos en el asqueroso mundo competitivo en que se está convirtiendo todo esto sin darnos cuenta.

Conseguir objetivos, escalar posiciones y luego qué, “pues luego diseño”, se contesta a sí mismo mi amigo el diseñador. Porque ninguna estrategia de posicionamiento hará que un producto se entienda mejor, ningún lenguaje de programación será capaz de expresar sentimientos, ninguna de esas palabras raras estarán aquí para salvarnos dentro de unos años, pero el diseño honesto y creativo permanecerá entre nosotros, mientras alguien quiera decirle algo a alguien mediante la comunicación visual.

Por eso quiero romper una lanza y un teclado en la cabeza de alguien si hace falta, por el diseño, por el buen diseño concebido como una solución a una necesidad de comunicación. Porque la familia es la familia y el diseño… es el diseño. Y no ha hecho nada para que se le trate con tan poco respeto.